Mitos y realidades sobre el origen del dinero

Comprender la complejidad sobre el funcionamiento del dinero no es una tarea fácil. Encontrar un acuerdo sobre su origen es aún más complicado. Desde la era de Adam Smith, la idea ortodoxa sobre el origen del dinero se ha resumido a la creación de la moneda como un sustituto del trueque.

TRIMESTRE: 25-P
MÓDULO: IX
INTEGRANTES:
Aarón Sánchez Fermín

Daniela Gonzáles Villasana


DOCENTE: Doctor Federico Jesús Novelo y Urdanivia

El siguiente trabajo es realizado por alumnos de la licenciatura en Economía en la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, cualquier duda o aclaración mandar un correo a: economia@correo.xoc.uam.mx

ÍNDICE:

-Introducción                                                                                   Pag 2

-El enfoque ortodoxo: ¿Por qué se sigue utilizando 

la teoría clásica para explicar el origen del dinero?                   Pag 3-5

-Una forma distinta de entender las funciones del dinero.        Pag 6 – 8

-¿Qué precede al Mito del Trueque?                                             Pag 9-10

-Conclusión                                                                                     Pag 11

– Bibliografía                                                                                    Pag 12

Introducción:

Comprender la complejidad sobre el funcionamiento del dinero no es una tarea fácil. Encontrar un acuerdo sobre su origen es aún más complicado. Desde la era de Adam Smith, la idea ortodoxa sobre el origen del dinero se ha resumido a la creación de la moneda como un sustituto del trueque. Una idea que por su simplicidad es preciso decir que se utiliza más que otras. Sin embargo, ¿a qué otras nos referimos? La pelea eterna entre las teorías ortodoxas (y quienes la defienden) así como las ideas heterodoxas, no hacen más que oscurecer el camino para la comprensión sobre el funcionamiento del dinero. Es por eso que en este texto intentaremos continuar con la línea de desmitificar el mito sobre el origen del dinero y apostamos por una serie de ideas, que si bien, no son nuevas, dejan ver que comprender el origen del dinero hace el camino más sencillo si el objetivo es dilucidar su funcionamiento. El presente trabajo no trata de demostrar nada nuevo, recopila las ideas de expertos en diferentes disciplinas como: economía, antropología, historia, filosofía; para poder mejorar la concepción sobre los orígenes del dinero. Enfrenta las ideas más reproducidas de los clásicos y las teorías heterodoxas con la finalidad de que las futuras generaciones no se pierdan en el infinito abanico de teorías que se pueden encontrar. Así mismo, no se pretende dar por hecho que la teoría ortodoxa es totalmente incorrecta, pues de ella ha nacido la inspiración para poder crear observaciones más acertadas.

El enfoque ortodoxo: ¿Por qué se sigue utilizando la teoría clásica para explicar el origen del dinero?

Definir el origen del dinero desde la teoría ortodoxa es de complejidad nula. Basta con recordar cualquier curso de historia en el nivel: primaria, secundaria, bachillerato; incluso cursos de economía y administración (de los que hemos tenido registro empírico) y el discurso más reproducido es:

Una vez que la división del trabajo se ha establecido y afianzado, el                               producto del trabajo de un hombre apenas puede satisfacer una fracción insignificante de sus necesidades. Él satisface la mayor parte de ellas mediante el intercambio del excedente del producto de su trabajo, por encima de su propio consumo, por aquellas partes del producto del trabajo de otros hombres que él necesita. Cada hombre vive así gracias al intercambio, o se transforma en alguna medida en un comerciante, y la sociedad misma llega a ser una verdadera sociedad mercantil. (Smith, 1776/1994, Libro I, Cap. IV)

El mismo Smith pone en evidencia las limitaciones de este mecanismo líneas más abajo: 

Pero cuando la división del trabajo dio sus primeros pasos, la acción de esa capacidad de intercambio se vio con frecuencia lastrada y entorpecida. (Smith, 1776/1994, Libro I, Cap. IV)

Posterior a un intento por explicar la adopción de los metales como moneda, da como argumento conclusivo que:

Para prevenir tales abusos, facilitar el intercambio y estimular todas las clases de industria y comercio, se ha considerado necesario en todos los países que han progresado de forma apreciable el fijar un sello público sobre cantidades determinadas de esos metales empleados comúnmente en la compra de bienes. Y ese fue el origen de la acuñación de moneda y de las oficinas públicas denominadas cecas, instituciones cuya naturaleza es la misma que las del control de calidad y peso de los tejidos de lana y de hilo. (Smith, 1776/1994, Libro I, Cap. IV)

Estos fragmentos resumen lo que se ha definido como “el origen del dinero”, la idea de que el dinero como medio de transacción es gracias a las limitaciones del trueque. El verdadero problema es que todo el capítulo sobre el origen del dinero cae en el abuso recurrente de toda la teoría económica ortodoxa: suponer. Hasta el término del capítulo, aparte de un par de cuentos aislados y únicamente mencionados sin ninguna evidencia, todo el soporte teórico y argumental es una serie de supuestos acerca de cómo llegó el uso de la moneda. 

Suponer es un vicio que se requiere disminuir en la mayoría de las diciplinas sociales. Reconocemos su utilidad, sin embargo, el abuso de estos crea un sesgo cognitivo. Se intentan crear teorías para moldear la realidad, cuando lo importante es comprender esa realidad para poder adaptar las teorías en aras de mejorarla. El mito sobre el origen del dinero no cae en ninguno de los dos ejemplos anteriores, porque no crea teorías para moldear realidades ni trata de comprender la realidad existente, imagina realidades. El inconveniente que precede a este es que toda la teoría ortodoxa está creada en la misma función: supuestos. Utilizando esta misma lógica, supongamos la existencia de este sistema y propongamos la existencia de tres personas: Paula, Javier y Rogelio. Previo a la división del trabajo; Paula se encargaba de hacer vestidos, Javier hacía muebles y Roberto tenía cerdos.  El problema del mito del trueque demostrado por David Graeber cae en la doble coincidencia. Suponer que el trueque es el origen del dinero propone que Paula tiene lo que Javier necesita y a su vez Javier puede proveer de su excedente lo que Paula y Rogelio necesitan. El dilema es, qué pasaría si Javier ya no necesita lo que Paula ofrece y Rogelio tampoco lo necesita. Por otro lado, si Javier tiene lo que Paula necesita pero Rogelio tiene lo que Javier necesita y a su vez Rogelio no necesita lo que tiene Javier, se hace complejo el funcionamiento de este sistema de intercambio El mayor imaginario de este problema es que es en este tropiezo en que se introduce el dinero para facilitar estas transacciones. 

La cuestión anterior es de sentido común, incluso (como dice Graeber en el segundo capítulo de su obra “En Deuda”) algunos autores ortodoxos intentaron demostrar la existencia del trueque por medio de funciones matemáticas, agregando ejemplos complejos de trueque que podían “explicar” el funcionamiento de este sistema de intercambio, sin embargo, estos defensores de la idea clásica y el mismo Smith sigue quedándose limitado en su capacidad explicativa, pues incurre frecuentemente en aludir al imaginario como un argumento de salvamiento.

Por lo tanto, si la base de esta estructura teórica está equivocada, no podemos sugerir que lo demás sea religiosamente correcto. Lo preocupante es que son las teorías sobre las que descansa el sistema económico actual. Bien menciona David Graeber en su texto “En deuda” en su capítulo 2:

La pregunta, en cualquier caso, es por qué se ha perpetuado el mito…

La respuesta parece ser que el Mito del Trueque no puede desaparecer, porque es fundamental para todo el discurso de la economía. (Graeber, 2011/2012, p. 40) 

A esto agregaríamos, como ya lo veníamos advirtiendo en la introducción y dicho mejor por el profesor Federico J. Novelo y Urdanivia, en su texto “Para leer la Teoría General… de John Maynard Keynes” pag. 105, refiriéndose a las teorías de subconsumo (perfectamente aplicable al ejemplo explicado): “la simplicidad y lógica de sus explicaciones les convierte en admisibles, de fácil aceptación”. Otra pregunta no menos importante que surge es ¿cuáles son las otras ideas que pueden mejorar la comprensión de este tema?.

Una forma distinta de entender las funciones del dinero.

Para poder comprender las funciones del dinero con mayor amplitud y en toda su complejidad, es necesario rastrear su origen desde un paradigma distinto, que dé una mejor explicación sustentada en evidencias, aunque sea de muy reciente exploración en comparación con las ideas clásicas que interpretan desde el “sentido común”.  

Quizá los autores más sugerido para comprender el origen del dinero después de Michel Innes (quien podría considerarse como el primer difusor de estas ideas), son David Graeber y  Randall Wray. De Graeber, su texto “En deuda” es un libro obligado si se quiere romper con la idea de que el dinero surge por las dificultades que suponía el trueque. La introducción de su libro trata de explicar el papel de la deuda en las sociedades humanas. Lo que se vuelve interesante de su obra es el hecho de no tratar los procesos del uso del dinero como un caso de inicio y final; son mecanismos de transacción que se utilizan simultáneamente en el mundo. Es decir, el trueque no sucede en un momento de la historia y desaparece por la sustitución del dinero. La observación nos permite deducir que incluso hoy sigue existiendo el trueque a pesar de tener un sistema monetario, por lo tanto es un mecanismo de transacción simultaneo. Por otro lado, la deuda, es un mecanismo que es reproducible. Dice Graeber:

La versión económica-histórica estándar tiene poco que ver con nada de lo que observamos cuando examinamos cómo se lleva a cabo realmente la vida económica, en comunidades y mercados reales, en casi cualquier lugar donde es mucho más probable ver que todo el mundo debe a todo el mundo de una docena de maneras diferentes, y que la mayoría de las transacciones se llevan a cabo sin uso de moneda. (Graeber, 2011/2012, p. 36)

Tan vieja como la sociedad, la deuda es un mecanismo que es cuantificable. El autor lo simplifica en el tercer capítulo de la siguiente manera:

Una moneda de oro es solamente una promesa de pagar algo equivalente al valor de una moneda de oro. Al fin y al cabo, una moneda de oro no es, en sí misma, útil. Uno tan sólo la acepta porque sabe que los demás lo harán. (Graeber, 2011/2012, p. 93)

Este fragmento bien explica el papel abstracto de la deuda en las monedas como un sistema de crédito, “una promesa de pagar algo equivalente”. La deuda es la creación de dinero inexistente. Graeber además destaca lo que Smith negaba, “el papel de la política gubernamental”. Randall Wray respecto al papel del gobierno en la creación (y acuñación de la moneda) del dinero comenta:

La deuda es la clave y, específicamente, la capacidad del Estado de imponer una deuda tributaria a sus sujetos, la cual, una vez lograda, permite elegir la forma en que los sujetos “pagaran” el impuesto. Pese a que el gobierno podría en teoría requerir el pago a modo de todos los bienes y servicios que necesita, esto sería difícil de manejar. Por consiguiente, se torna a cambio en deudor para obtener lo que necesita (y cabe notar que esto no difiere de la forma en la que la mayoría de los compradores se convierten en deudores), emite una ficha para indicar el monto de sus deudas y a continuación acepta su propia ficha en pago para eliminar las obligaciones tributarias. (Wray, 2015, p. 61)

Es decir, el papel del gobierno se vuelve fundamental para formalizar la creación del dinero por medio de la deuda y posteriormente introducir la acuñación de la moneda como una especie de “ficha” o lo que Graeber llama “promesa de pago”. Randall Wray en el primer capítulo de su obra explica que la circulación de la moneda se fue introduciendo con lentitud, con una serie de cambios a lo largo del tiempo, en su texto se rompe con el discurso más reproducido del uso de la moneda como un sustituto del trueque. Michael Hudson confirma en su obra:

Las deudas antecedieron al dinero, y no a la inversa. Las primeras obligaciones que requirieron conciliación fueron las multas por infligir daños personales. (Hudson, 2018, p. 12, traducción propia)

Hudson es por hoy uno de los críticos de la teoría ortodoxa más fervientes y actuales, en su libro “Matar el Huésped” publicado en 2015 (lo que propone la actualidad de su texto) se agrega respecto al papel de la deuda como origen del dinero: 

Durante miles de años, desde la antigua Mesopotamia y pasando por la Grecia y la Roma clásicas, los templos y los palacios fueron los principales acreedores, que acuñaban y prestaban dinero, creaban infraestructuras básicas y recibían el pago de tasas y tributos por parte de los usuarios. (Hudson, 2018, p. 89) 

Los teóricos hasta ahorita mencionados toman un camino reflexivo y argumental mucho más fértil y acertado que el de los teóricos clásicos como Adam Smith. El gran diferenciados entre los heterodoxos y los clásicos es del sentido común al razonamiento científico. Los teóricos ortodoxos estaban equivocados en ideas tan importantes como la que atendemos en este escrito, por el hecho de escribir aludiendo al sentido común, y es que eso mismo hace que la idea sea simplista y difícil de rastrear su error argumental, por la forma en la que está escrita. Sin embargo, el apoyo que la economía ha recibido de historiadores y antropólogos como algunos que ya se han mencionado, es la implementación de un argumento científico, como lo hemos visto, sustentado en evidencias y no en supuestos imaginarios.

Pero, ¿qué problemas podría generar la diferencia de paradigmas?, ¿por qué es importante reentender ideas fundamentales como lo son el origen del dinero?. Así como lo dice Graeber en una cita antes escrita “el Mito del Trueque no puede desaparecer, porque es fundamental para todo el discurso de la economía”. 

¿Qué precede al Mito del Trueque?

Según la historia clásica, el dinero no desempeña ningún papel en la determinación de los precios de trueque, es decir, no hay deseo de dinero como tal.(Skidelsky, 2019, pg. 112)

Skidelsky comienza su primer capítulo en su primer apartado sobre la Dicotomía clásica explicando el fragmento anterior. “En términos aristotélicos, es [el dinero] estéril: no crea ni destruye nada.” Sin embargo, Bodín observó cómo la llegada de metales provenientes de las tierras conquistadas promovió simultáneamente un incremento de los niveles de precios. Entonces, ¿el dinero desempeña un papel en la determinación de los precios o no lo hace? ¿por qué decir que es neutral y al mismo tiempo afirmar que su cantidad tiene un impacto en los precios?, ¿qué pasa con el precio del salario y los costos de producción?, ¿no incrementan también? Dice David Hume acerca de la relación cantidad-precio:

Si consideramos un reino por sí mismo, es evidente que la mayoría o menor abundancia de dinero no tiene consecuencia alguna [sobre la riqueza real], ya que los precios de las mercancías siempre es proporcional a la cantidad de dinero… Solo el público obtiene alguna ventaja de la mayor abundancia de dinero… En el proceso hacía estos cambios , el aumento [del dinero] no tiene otro efecto más que elevar el precio del trabajo y las mercancías. (Hume, 1752/1985, p. 281, traducción propia).

¿Es vidente?, evidente para su observación, no para la lógica económica. Uno de los mayores supuestos después del Mito del Trueque, es la neutralidad del dinero. Excluye por completo la idea del atesoramiento del dinero y la oscilación en los niveles de precios del salario y costos de la producción. David Ricardo continúa las conjeturas de David Hume y Jean Bodin sobre el dinero: “Si de repente hay más dinero para gastar en una oferta fija de bienes, parece obvio que la competencia por comprarlos hará que sus precios suban; la misma competencia con menos dinero hará que sus precios bajen”. Sin evidencia, abstrayendo sólo una parte de la complejidad de la realidad, sólo una serie de imaginarios, de una idea sobre la cantidad del dinero. Por otro lado, dice Skidelsky al respecto en su apartado V del primer capítulo: 

Esta condición ha sido la base de la teoría cuantitativa. Sin embargo, aunque en las sociedades preindustriales había poco crecimiento económico, la oferta de alimentos variaba según las cosechas. Los precios de los alimentos subían y bajaban sin ningún impulso previo del dinero. Es cierto que se necesitaría más dinero para pagar los precios más altos. Pero es precisamente en este punto donde entra en juego el papel del dinero como crédito. El dinero funciona simplemente como un medio de cuenta, sin ninguna sustancia física. Las economías medievales respondían a la escasez de moneda expandiendo la oferta de “dinero a crédito”. Este luego se pagaría en efectivo cuando los precios bajaran. (Skidelsky, 2019, pg. 68)

A diferencia de los clásicos, autores como Skidelsky se han preocupado por no sobreinterpretar y escribir hechos, es decir, realidades. Como lo vemos en el fragmento anterior, estas costumbres de endeudamiento por encarecimiento la podemos encontrar en diferentes comunidades. Cuando el acercamiento a la historia es mayor, no se puede suponer, es necesario investigar la realidad en que se encuentra sometido el argumento. Indiscutiblemente se vuelve complicada la contradicción. 

Cuestionar estas ideas se vuelve importante porque de ellas se ha derivado una idea que es vigente en su uso, pero vieja en su conformación argumental. La Ley de Say ha sido fundamental para reafirmar la oxidada teoría cuantitativa de la moneda y las expresiones matemática de Fisher, así como la base teórica de las teorías de Milton Friedman. Todas ellas fieles defensoras de la idea del origen del dinero y la acuñación de la moneda de los teóricos ortodoxos, además de grosos seguidores de las ideas de David Ricardo. Estos temas sin embargo no son del alcance de este apartado, pero sí serán analizados en capítulos siguientes.

Conclusión:

El dinero es una abstracción más compleja de lo que podría suponerse. Suponer es al mismo tiempo un error de argumentación. Abstraer realidades no es un error, inventarlas podríamos decir que sí lo es. El dinero no es un tema sencillo de abordar cuando se tiene tantas posturas, cuando no hay una acuerdo universal de su origen. Sin embargo, podríamos aspirar a acercarnos a una verdad más real y menos imaginaria.

Intente el lector identificar que hasta el momento las teorías ortodoxas han sido un buen impulso para comprender la complejidad de la realidad, sin embargo se han quedado limitadas en su capacidad para explicar la realidad económica. Como nosotros, antiguos defensores de toda esta corriente, nos vimos rebasados y obligados a cuestionar nuestros paradigmas. Con todo esto no queremos sugerir que las teorías ortodoxas no tienen nada que agregar, por el contrario su existencia es necesaria para poder tener puntos de encuentro, por otro lado, vemos necesario continuar con una línea de debate que construya y no rezague el compromiso de comprender mejor la realidad y poder adaptar nuestras teorías para mejorarla, no asumir escenarios que en general nunca suceden y pretendamos seguir creando teorías para supuestos y realidades que casi nunca se cumplen .

Bibliografía:

Graeber, D. (2012). En deuda: Una historia alternativa de la economía (T. Fernández Aúz & B. E. Vitella, Trad.). Ariel. (Obra original publicada en 2011).

Hudson, M. (2018). …and forgive them their debts: Lending, foreclosure and redemption from Bronze Age finance to the Jubilee Year. ISLET-Verlag.

Hudson, M. (2018). Matar al huésped: Cómo la deuda y los parásitos financieros destruyen la economía global. Capitán Swing.

Hume, D. (1985). Of money. En Essays: Moral, political, and literary (pp. 281-294). Liberty Fund. (Obra original publicada en 1752).

Skidelsky, R. (2019). El dinero y el gobierno: Un desafío a la economía ortodoxa (T. Tellechea, Trad.). Ediciones Deusto.

Smith, A. (1994). Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (J. M. Ortiz, Trad.; Libro I, Cap. IV). Fondo de Cultura Económica. (Obra original publicada en 1776).

Wray, L. R. (2017). El papel del dinero hoy: Teoría Monetaria Moderna. Catarata.